Muchas veces las empresas se empeñan sobreoptimizar sus esfuerzos con el fin de conseguir de resaltar por encima de su competencia. Con ello no sólo nos referimos a esa pugna de escalar puestos en Google gracias a técnicas (a veces dudosas) de SEO. ¿Y si te dijéramos que existe otra forma de vender que no exige tanta presión por pelear por palabras clave? A veces ser pasivo también puede ser una buena estrategia de marketing.
El marketing pasivo es una técnica que se ha vuelto cada vez más popular en los últimos años. Se trata de un enfoque sutil y efectivo que permite a las empresas atraer clientes y construir relaciones duraderas sin recurrir a técnicas invasivas o agresivas.
Mientras que tradicionalmente muchas marcas han usado (sin saberlo, incluso) recursos de marketing transaccional con el fin de aumentar las ventas de forma puntual y obtener, por tanto, resultados a corto plazo, ha habido otras que han sacrificado esos ingresos rápidos para construir relaciones duraderas con sus clientes. Para ello, se han esforzado en tratar de entender sus necesidades, deseos y preferencias, y de ofrecerles una experiencia personalizada y única basada en esa prospección previa. El objetivo nunca ha sido la tendencia, la ola, el aquí y ahora… sino crear lealtad y fidelización a la marca, y asegurar la repetición de compra a lo largo del tiempo.
Los clientes quieren sentir que por fin han encontrado la horma de su zapato. Alguien que en lugar de decirles: “¡Qué bueno es mi producto!” los valora y aprecia brindándoles un trato personalizado y único.
Boxdigital
¿Es mejor el marketing pasivo que el marketing transaccional?
El marketing transaccional trabaja para que la marca sea encontrada pese a lo que pese. Y aquí, sin un gran presupuesto para técnicas SEO y Ads poco se puede hacer. Sin embargo, los clientes pueden encontrar nuestra marca a largo plazo si trabajamos nuestra estrategia a través de diferentes técnicas, como la personalización de la experiencia del cliente, la segmentación de mercado y la medición de la satisfacción del cliente. Además, también es importante establecer una presencia en las redes sociales y mantener una comunicación constante con los clientes a través de newsletters, boletines electrónicos, y programas de fidelidad.
En Boxdigital creemos que el marketing relacional tiene un impacto positivo en el largo plazo, ya que ayuda a crear lealtad y fidelidad a la marca. Además, los clientes se sienten que no les estamos “obligando” a comprar. Al contrario. Sienten que por fin han encontrado la horma de su zapato. Alguien que en lugar de decir: “¡Qué bueno es mi producto!” los valora y aprecia brindándoles un trato personalizado y único, lo que aumenta la probabilidad de que repitan la compra y recomienden la marca a otras personas. A través de la creación de contenido valioso y relevante, las empresas aumentan su credibilidad en el mercado y esto atrae a los clientes de manera natural y sin necesidad de hacer un esfuerzo agresivo. Si lo hacemos bien nos verán como “esa empresa que me ayudó a tomar la decisión con argumentos”.
En conclusión, aunque nos asuste en un principio estar invirtiendo mucho tiempo en una estrategia que no verá la luz hasta mucho después, establecer relaciones duraderas con los clientes es clave para garantizar su lealtad y fidelidad a la marca. Esto se traduce en ventas recurrentes que supondrán la supervivencia de su negocio.
¿Te animas a probarlo?